Wednesday, January 12, 2011

Yo pude... ¿Vos podes?



Mientras el eslogan publicitario de la provincia de Buenos Aires del programa ”Envión” busca dar a conocer a la sociedad de los diversos métodos de abordaje a los niños y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad social y la posibilidad sacarlos de la marginalidad, a través de estos años pudimos observar la poca operatividad en la aplicación a nivel institucional que tiene en diversos municipios y cómo el factor “suerte” condiciona qué clase de beneficiarios podrán tener acceso al mismo.

A nivel nacional son muchísimas las disparidades de criterios que se toman en cuanto a la ley 26061 dejando a muchas provincias libradas a la ventura de sus funcionarios los criterios de intervención para casos de vulneración de derechos de los infantes. También tuvimos la posibilidad de conocer el manejo presupuestario de las multinacionales en paliar estas asimetrías en el ámbito nacional, conocimos el accionar de algunas fundaciones, también cómo se manejan en algunas instituciones eclesiásticas al asunto y cómo una ley que propugna consolidar un paradigma en cuanto a la aplicación de medidas eficaces no encuentra el “envión” necesario para consolidar un modelo de desarrollo que deje constancia de los avances en las distintas áreas de aplicación.

Desde el 2007 (momento en el cual se tuvo una idea de dejar relatos a quienes quieran conocer acerca de las adversidades que podría tener un ciudadano común cuando presenta un caso de vulneración de derechos en temas relativos a niñez y adolescencia) hasta la fecha han pasado cinco años de investigación ininterrumpida de todo un andamiaje sin conexiones entre sí, de una resignación por parte de quienes pueden establecer un faro dentro de la inmensa bruma legal y de un perfeccionamiento en la manera de comunicar por parte del Estado que insume ingentes costos en ideas laxas al momento de ponerlas en marcha...

Desde el 2007 venimos insistiendo en la designación de una autoridad visible en el seguimiento y rendición de cuentas de qué se está haciendo por la infancia argentina, figura explícitamente tipificada por las leyes en vigencia con sus atributos y funciones como lo es la figura de Defensor de los Derechos del Niño. Pero como estos temas no encuentran líderes de militancia de renombre o millonarios que pueden presentar y presionar a la información pública, se continúa relegando a las futuras generaciones a seguir en la supervivencia y al desconocimiento de un “Estado de Derecho” (con estas palabras quiero poner en su mente querido lector qué sería de la información en los noticieros de la “Marcha por el orgullo de ser niño”, la posibilidad de establecer un sistema de documentación exclusivamente para niños -algo crucial como lo es la identidad-, y la presentación por los medios de una sociedad civil conformada por niños como el estigma de la “igualdad de derecho”, entre otras cosas...)

Cien años de patronato no se cambian de la noche a la mañana. De una noche de cinco años sin ver un amanecer esperando un mañana parece que tampoco. De ser partícipe y no espectador en cada presentación a la que se tuvo acceso mencionando las terribles apatías de los funcionarios que cobran sueldos de la sociedad argentina, de presentar a cualquier persona que tenga la posibilidad de interceder en acortar estas asimetrías sociales sin tener respuesta alguna.

Hoy en el 2011 recuerdo un momento del 2007 cuando mediante amenazas se me instaba a dejar a los chicos a su suerte, que no era problema mío, y que con un tono enérgico como consecuencia del cansancio y del hambre, de la marginalidad y la desesperación había prometido no abandonar esta lucha. Los años pasan y las acciones quedan, el caminar te enseña contemplar el camino y a conocer mas acerca de políticas y roscas...

Otro año que me encuentra mas crecido y que quizás sea como los que pasaron ya, de la prédica en un desierto digital que va consolidando una nueva forma de comunicación social que quizás solo en sueños aventuraba a los idealistas y que me recuerda de estar juntando monedas para entrar a un ciber y dejar constancia de un estadío de aquellas personas a las que tuve oportunidad de relatarles una visión profundamente personal de los acuciantes problemas de la infancia argentina, y la peregrinación por instituciones que miraban a este peregrino con la piedad hacia un loco que va contra los molinos que trituran las posibilidades de ascenso social a las generaciones venideras con un silencio propio del que quiere mantener su status quo.

Un año de elecciones generales donde otra vez exista la decisión priorizar lo urgente para dejar para mas tarde lo importante. Un 2011 que alberga una remota esperanza con la amargura de conocer sus ínfimas probabilidades mas aún habiéndolas vivenciado en carne propia las desventuras de perseguir algún tipo de vislumbramiento que pueda brindar un acceso a la información sobre estos temas, pero no así las ganas de poder ser partícipe en la formación y difusión de las actividades enfocadas a la infancia para que cualquier ser humano tenga el acceso a un centro de información sobre las políticas en vigencia y su actual desenvolvimiento dentro de un marco institucional que cambiará en los próximos años dando un novedoso contexto al que en la actualidad muy pocos tienen acceso pero con el convencimiento que en el futuro muchas personas mirarán con asombro y perplejidad este presente que está intentando cambiar.

Yo pude... ¿qué pude?